Todas hemos visto en los últimos años campañas de empresas y multinacionales que prometen plantar un montón de árboles por cada % de su producto vendido.
Esto se debe a que es una de las formas que tienen para justificar la compensación del CO2 que generan.
Reducir el CO2 es otra de las maneras pero se ve que esa les cuesta un poquito más de esfuerzo.
Que conste que yo no me he dedicado a ver uno por uno esos proyectos de reforestación. Lo que sí te voy a contar es que compensar el CO2 es un proceso bastante más complejo que plantar un árbol.
Cómo luchan los árboles contra el cambio climático
Los árboles, cómo todas las plantas, absorben el dióxido de carbono de la atmósfera, a través del proceso de fotosíntesis. Como resultado de este proceso se crea el oxígeno como producto de desecho. Vamos, simplificando muchísimo, viene a ser esto:

Pero los árboles y los bosques hacen mucho más que absorber el CO2:
- producen alimentos,
- producen combustible,
- aprovisionan de medicinas,
- proporcionan materiales de construcción,
- nos dan sombra,
- son un hábitat para la fauna,
- controlan la erosión del suelo,
- protegen contra las inundaciones,
- etc…
Por todo esto los árboles y sobre todo los bosques son fundamentales para compensar el CO2 y por tanto, luchar contra la crisis climática.
¿Pueden los árboles salvar el clima?
Ahora bien, ¿las plantaciones de árboles o las reforestaciones, son la mejor solución o la más rápida para frenar la crisis climática?
Pues parece ser que no.
Plantar árboles es una herramienta necesaria para ayudar a mitigar el problema y probablemente será útil a largo plazo, pero no tenemos tiempo para esperar.
Ahora mismo lo que demanda la lucha contra la crisis climática es frenar el uso de combustibles fósiles.

Existen muchos factores que alteran la afirmación “Cuántos más árboles más absorción de CO2”.
Aunque no soy ninguna experta, te voy a intentar explicar algunos de ellos.
Los bosques jóvenes absorben más CO2 que los bosques viejos
En los bosques jóvenes, o en una plantación joven, los árboles acumulan más carbono, creciendo más deprisa y produciendo más hojas. Pero, a la larga, a medida que el bosque se va haciendo maduro, ese efecto va desapareciendo y se va amortiguando.
Así un bosque cuando es viejo ya no absorbe tanto CO2, además sus individuos mueren y liberan todo el CO2 absorbido. Esto quiere decir que la capacidad de compensación de CO2 de los bosques no es constante, se va amortiguando con el tiempo a medida que el bosque va madurando.
La sequía afecta a la absorción de CO2
Uno de los mayores impactos de la crisis climática son las sequías. Y las sequías afectan a la capacidad de absorción de CO2 de los bosques. Por ejemplo, si un bosque arde en un incendio forestal deja de absorber carbono y pasa a ser una fuente de CO2.
Las olas de calor que producen sequías también afectan a los bosques haciendo que dejen de absorber CO2 para empezar a emitirlo. Esto se debe a la muerte de individuos, a la mayor afectación de las enfermedades, etc. Lamentablemente las sequías son cada vez más frecuentes y más intensas.
Con plantar un árbol no es suficiente, hay que mantenerlo
Si una cosa tienen en común muchas de las campañas de plantación de árboles es precisamente eso:solo plantan. Pero plantar un árbol no es suficiente.
Los árboles necesitan una serie de cuidados hasta que se implantan definitivamente. Si queremos asegurar su supervivencia (parece obvio pero no se contempla) hay que regarlos.
No es fácil regar árboles plantados en bosques sin puntos de agua cercanos, hay que tener en cuenta depósitos, mangueras y gente que los riegue. Pues eso es una cosa que se suele dejar a la madre naturaleza…que está más por darnos sequías que lluvias.
Los riesgos de plantar árboles sin un plan
Desde mi punto de vista la creencia de que plantando árboles se arregla el cambio climático no es solo falsa, sino que también es peligrosa. Crea la ilusión de que podemos seguir emitiendo como siempre y los árboles lo absorberán. Pero no es tan sencillo.

Para hacer una reforestación se tienen que considerar las necesidades del terreno, su ecología, el impacto que van a producir por los trabajos, la estimación a largo plazo de cómo ese bosque va a ser un sumidero de CO2, etc.
Es importante pensar que no puedes plantar árboles sin más, hay que hacer un plan minucioso de las especies autóctonas y crear un bosque coherente con la zona y el clima.
En el caso de la península por ejemplo, tenemos un clima y ecosistema mediterráneo principalmente. Este ecosistema es duro y sobrevive a sequías o al fuego y se regenera por sí solo en un tiempo relativamente corto sin la intervención humana.
Nuestro bosque mediterráneo es un bosque de quercíneas (encinas, robles, …) con un sotobosque de matorrales y plantas mediterráneas.
Aún así la imagen de un bosque mediterráneo que tenemos en la cabeza es la de un bosque de coníferas (pinos básicamente). Esto es debido a las grandes plantaciones de pino del siglo pasado entre otras cosas.
Estas plantaciones ayudaron a fijar los suelos y a eliminar las escorrentías. La intención de aquellos trabajos era ayudar a que el bosque primigenio volviese. Las encinas por ejemplo, son de lento crecimiento y necesitan sombra para sus primeras etapas de crecimiento, así que para eso estaban los pinos.
La idea era hacer un trabajo de mantenimiento continuo, ir eliminando el pino (que no es muy amante del sotobosque de matorral) para que la encina que crecía bajo el bosque empezara a surgir. Se trataba básicamente de eliminar competencia y regenerar el bosque primigenio, pero esos trabajos selvícolas no se han hecho.
Supongo que habrás visto plantaciones de bosques mono-específicos que hoy en día son una desolación. Por esto, es importante plantar árboles con un plan, no sólo un plan de plantación sino también de mantenimiento.
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